martes, 11 de octubre de 2016

La NormA enOrme.


De regreso (para jugarles una broma de buen gusto) con felicidad para una nueva publicación. Hoy quisiera abordar un tema a lo que nos enfrentamos en la vida cotidiana. Mi interés por este tema se remonta años atrás, cuando era niña y que sentía una disparidad con las personas de mi edad. No voy a hacer mi psicoanálisis acá, solo poner en el contexto. Y creo que esta sensación puede aumentar durante la adolescencia. Trato de este patrón de comportamiento que se debe guardar: la Norma.


"Cualquier persona normal es de hecho sólo medianamente normal, su Yo se acerca al del psicótico en tal o tal parte, en una medida más o menos grande. " (Freud, El Análisis terminado y el Análisis infinito, 1937)

¿Qué es una norma? Varias definiciones son posibles. 
Propongo una lista no exhaustiva. Como siempre, la idea es de abrir una vía, aportar mi punto de vista, permitir un intercambio de ideas, simplemente. 

En derecho, la norma son las leyes, los códigos y las costumbres. Se encuentran en las constituciones, las legislaciones, las ordenanzas, los mandatos. 

La norma es el modelo, lo que se debe seguir, lo que está erigido en ejemplo según criterios muy precisos y preestablecidos. 
De allí podemos hablar de lo que es "correcto". Hay el políticamente correcto claro, pero también el históricamente correcto, lo que es dicho, lo que es callado, lo que está enseñado o no, y como. Y es un cálculo erróneo porque sabemos que lo que es latente vuelve a salir de una manera u otra. El bumerán vuelve al remitente. Sembramos lo que cosechamos ¿verdad? 

El término "norma" viene del latín "norma" que significa "escuadra". Hablamos bien de algo recto, de un instrumento de medida, que permite trazar de manera impecable. Recordemos nuestros ejercicios de geometría en la escuela que nos daban  placer o que al contrario nos causaban desesperación...

Esto también hace resonancia en mi historia personal con una divisa bien medida "in medio stat virtus." Alias, el medio justo es fuente de equilibrio. Y es bastante verdad. Es justo. Hasta cierto punto. Porque no habría que llegar a asfixiar la creatividad que es inherente al ser humano, que es su respiración, su vida en definitiva. 
Finalmente, lo que está en la norma es lo que entra dentro del molde, forzado o no, lo que no es retorcido, lo que está conforme con la regla, lo que no desarregla, lo que satisface a las leyes reconocidas.

La norma es un concepto estadístico, es un dato cifrado. Lo vemos en psicología, con el uso de las pruebas que cuantificamos con la curva de Gauss. Los individuos que son anotados más allá o por debajo de una cifra no están en la norma. Es pues, un instrumento a utilizar con mucha precaución, con el fin de evitar el etiquetado abusivo de las personas a base de diagnósticos más o menos arbitrarios, o simplemente basados en cifras (insuficiente). 

¿Qué es estar en la norma? ¿Estar en la norma, en relación con qué? Con sí mismo (con esta norma que se impone) y con los otros. Norma interior y exterior pues. ¿Cómo aceptar la paradoja? ¿Estamos listos? La norma está codificada en la cultura y en el tiempo. Las normas cambian con las civilizaciones. De ahí de ser normal o no lo ser, hay sólo un paso.. 

La norma cuando es un diagnóstico tiene un poder fuerte. La psiquiatría puede utilizar a la gente, esclavizarles, encerrarles, imponerles silencio si desarreglan de una manera u otra. 

Con relación a la enfermedad, el normal sería la ausencia de patología. De esta visión maniquea evolucionamos hacia la idea de continuum entre el normal y el patológico (una gran aportación de Freud). Así el sufrimiento psíquico es contemplado como participar de la esencia de la naturaleza humana. El ser humano sigue un camino que jamás es rectilíneo como una derecha de un cuaderno de alumno bien anotado. Puede ser fuerte, puede descubrirse debilidades. Y queda siempre el mismo ser humano. La locura no es reservada para algunos, forma parte de nosotros.

Para ir más lejos, plantaría la debilidad como necesaria a nuestro equilibrio (querido equilibrio, somos unos funámbulos finalmente). En el momento de una pérdida o de una separación, el trabajo del duelo se engancha y necesita una fase de depresión para elaborarse. En aquel momento no podemos calificar esta depresión pasajera de patológica. Lo sería si se prolongue.
¿Que hacemos este grano de locura que llevamos todos adentro?
Esta idea es muy importante y portadora de un sentido fuerte que todavía molesta algunos. 

Nos lleva hacia el sentimiento del miedo. El miedo de la diferencia, del Otro. ¿Quién es este otro? Es el cuerpo extraño que no debería estar allí. En realidad tenemos miedo de nosotros mismos en el otro, de Yo en el otro. Me explico, tenemos miedo poder ser así, como este otro el que nos molesta, el que sale del camino trillado, el que fija su diferencia, el que sufre. Lo negamos, lo aislamos. 
Y este miedo nos conduce a la desestimación ya que tenemos miedo de lo que nos reenvía el otro, no queremos estar como él, tenemos miedo parecerse a él. 
Se convierte en el que concentra nuestros miedos, la pesadilla.

Esto puede verificarse por ejemplo cuando cruzamos a un vagabundo; hacemos un rodeo, lo evitamos de la mirada, lo ignoramos. Esta representación deshumanizada de los seres plantea un real problema. Ya que si no se reconoce el otro como un ser humano, entonces todo se vuelve posible, hay inmunidad.  

La norma  es también codificada moralmente. Finalmente que está en la norma es bien y lo que sale de eso es malo. Y naturalmente interviene el juicio, " lo que éste hace es malo, no respeta tal o tal regla, tal criterio, tal norma " o, al contrario, " es un hombre derecho " (ver el sentido de las expresiones)... ¿ Quién puede juzgar en realidad o de verdad? 
En filosofía, una norma no es verdadera ni falsa ya que prescribe y no describe. 

Demasiada normalidad mata la normalidad, que finalmente sería el hecho de poder levantarse después de haber caído. Podemos añadir a eso como referencias la capacidad de poder amar y trabajar. ¡Existen en efecto patologías de la normalidad! Winnicott (pediatra, psiquiatra y psicoanalista británico, siglo XX) trabajó la cuestión de "falso-self". Éste se forma de una sumisión complaciente a las esperas del entorno familiar y social. El Sujeto es adaptado por cierto pero deja morir su creatividad. Es más o menos la máscara que llevamos, que nos forjamos con los años. Este arreglo puede volverse patológico en un entorno que no es portador.

Es lo que expresa Joyce McDougall (psicoanalista neozelandesa, siglo XX), en su libro Informe para una cierta anormalidad: "Para salvaguardar el derecho a existir, sólo o con otro, sin temor a perderse, a caer en la depresión o a disolverse en la angustia, un edificio psíquico se creó, se construyó por la magia infantil, megalomaniaco e impotente medios de niño para hacer frente a una vida de adulto. Este modo de vivir puede aparecer para los otros como una existencia loca o incoherente, y el sujeto como actuando inexplicablemente o excesivamente ausente; pero el que habita este edificio, aun cuando la estructura apremiante de éste devuelve la existencia casi insoportable, no va renunciar a eso alegremente (salvo decisión de su parte de dejar la vida). Porque, allí por lo menos, en el seno de este edificio, la supervivencia es posible."

Y sin embargo necesitamos la norma, necesitamos indicaciones para nosotros mismos como individuos relativamente sanos, para ayudar a reparar unos sufrimientos en algunos, y para la sociedad. Lo que se tiene que interrogar es la naturaleza de estas normas, sobre lo que se fundan y en que ayudan al ser humano en vez de perjudicarle. 

El equilibrio psíquico permanece el de cada uno. La idea es de funcionar de manera flexible para no romperse frente a la adversidad. Nuestro camino es reapropiarse nuestra manera personal de funcionar. Y para esto de instaurar una dinámica positiva entre nosotros y nuestro entorno.

Ejemplo de la homosexualidad (considerada como desviación, con relación a una norma, calificada por "perversión" por algunos), por Joyce McDougall (conversación con Marie-Rose Moro, en Carnets Psy, disponible en el internet): "Escribí un artículo que puso en marcha reacciones muy negativas en el seno de la Sociedad:"¿pero por qué toma a estos perversos en análisis?" Respondí: " ¿cómo puede hablar así de seres humanos, porque no tienen su sexualidad?". He sido indignada. El papel del psicoanalista es ayudar a cada uno que descubre su verdad. Si su verdad es la orientación homosexual, si el o ella lo asume. Sino, si es defensivo, que el busca, que ella busca, por fin. Puedo darle el ejemplo de una mujer lesbiana y creativa, pero que vino en análisis porque estuvo bloqueada en su creatividad. Esta mujer vino en consecuencia de una ruptura en una relación amorosa extremadamente preciosa para ella. Hay un lazo entre la identidad sexual y la creatividad. Para comprender los procesos de creatividad, desarrollé la idea que hay que ser hombre y mujer, que hay que asumir todo lo que es, todo lo que tiene, todo lo que le gustaría ser y tener para producir. Hay que crear con las partes masculinas y las partes femeninas en nosotros. Entonces, trabajé un buen momento con ella y produjo un libro, luego otro... "



Hablé mucho esta vez, les dejo digerir y hasta la proxima semana!


No hay comentarios.:

Publicar un comentario